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Paquete contra el tráfico

Por: Humberto Campodónico

Publicado: 2014-12-01

La rebaja de impuestos ha sido siempre uno de los gritos de guerra neoliberales más efectistas. Como, por definición, el Estado siempre hace las cosas mal (o tiende hacia ello), no existen razones convincentes para pagar impuestos. Eso dijeron Thatcher y Reagan en 1979-80. Esta “teoría” tiene dos puertas de entrada, ambas falsas. 

La primera se llama “hambrear a la bestia”. Se trata de rebajar impuestos para que el Estado ya no funcione (que haga todo peor). Así, la gente se desilusionará, entrará en cólera y pedirá que “se privatice todo”. La “teoría” tiene su “sex appeal” en sectores que no quieren “las manotas del Estado en su billetera”.

Esto tampoco ha funcionado. Por el contrario, uno de sus principales impulsores iniciales, Bruce Bartlett (autor de “Reaganomics”), dijo que “no hay evidencia empírica y hambrear a la bestia debiera figurar en el museo de las ideas desacreditadas, al lado de la alquimia” (Forbes, 07/05/2010).

La segunda (que comentamos la semana pasada), es que “la rebaja de impuestos a la renta (IR) a las empresas es conveniente, pues van a reinvertir esa plata, habrá mayores inversiones y puestos de trabajo y, al final, cual círculo virtuoso, mayores impuestos”. Agregan que es la “tendencia” en la región.

No. En Colombia, el gobierno está aplicando el “Impuesto contra la Pobreza” y está elevando el IR a las empresas. Mauricio Cárdenas, Ministro de Hacienda, dice: “Aquí tenemos el impuesto a la riqueza del que habla Picketty, nos adelantamos a él, porque queremos esa redistribución” (AméricaEconomía, 28/11/14).

La “teoría de la oferta” no es una llave maestra para reactivar, pues adolece de serias fallas, que han sido admitidas incluso por el asesor de Reagan, Greg Mankiw, de Harvard. Paul Krugman añade que su origen proviene de estudios realizados por “centros de investigación” financiados por grandes empresas para que se pueda decir que las “rebajas” tienen la base empírica y académica que en verdad no tienen (New York Times, 29/06/14).

No sucede lo mismo, ojo, con la rebaja del IR a las personas de ingresos bajos, que sí tiene efecto reactivador debido a su alta propensión al consumo.

En nuestro caso, se podría decir que la rebaja del IR a las empresas tiene como objetivo aliviar a las que han incurrido en grandes deudas para “apalancarse”. La deuda privada ya llega a US$ 32,505 millones, el 15.9% del PBI (Nota Semanal BCR, Cuadro 98). ¿Qué les puede pasar si se devalúa el sol, disminuyen las ventas internas y aumenta la tasa de interés internacional?

Esta política de “alivio” a las empresas –que no es reactivadora de la economía– tiene otra vuelta de tuerca en el impulso a las Obras por Impuestos y las Asociaciones Público/Privadas que ahora están recibiendo mayores recursos del Presupuesto, con el argumento de que “el Estado no funciona”. En reciente artículo Raúl Mauro demuestra que “la verdadera razón es la necesidad de recursos frescos de parte del sector privado para mejorar su posición de endeudamiento que ha afectado al crecimiento económico” (1).

Estos “paquetes” no van a lograr su supuesto objetivo reactivador porque, en esencia, van por el lado de la oferta y no de la demanda. El consumo, que es el 62% del PBI, viene bajando año a año. En el 2010 creció 8,7%; en el 2012 y 2013 bajó a 6,1 y 5,3%. En el I, II y III Trimestre del 2014 creció 5,2, 4,1 y 4,0% (la mitad que el 2010) (ver BCR, Nota Semanal, Cuadro # 82).

El aumento del consumo (bastante imitativo, por cierto) ha sido uno de los motores del crecimiento. Lo clave es que ha estado directamente ligado a la mejora de los precios de las exportaciones. Dice la CEPAL que hay una “asociación positiva entre ambos”, lo que se demuestra con documentación abundante (Pactos para la Igualdad 2014, p. 199).

El problema, agrega CEPAL, es que, como los precios de las materias primas han bajado, lo que esto implica “es que disminuye la contribución del consumo al crecimiento del PBI”. Eso es lo que refleja la caída del crecimiento del consumo peruano al 4,0%.

Por tanto, lo que debiera aumentar es el salario mínimo vital, pues está demostrado su efecto reactivador. Pero ya el ministro Segura ha dicho que eso se verá en el 2016, con lo cual insiste en el error, además de saltarse a la garrocha toda la institucionalidad vigente, ya que la ley obliga a que el tema se vea cada dos años (se cumplieron en mayo pasado). EL Consejo Nacional del Trabajo está pintado en la pared porque “el que puede, puede”.

No solo eso. Se insiste en pedir el recorte de los “sobrecostos laborales”, cuando ya existen varias leyes en ese mismo sentido y que, sin embargo, no han logrado disminuir la informalidad, pues esta tiene otro origen.

Para terminar, los “paquetes” del gobierno van por el lado equivocado, salvo en temas puntuales, como el IR a las personas naturales y la rebaja del impuesto a los combustibles. Ojalá todavía haya tiempo de corregir, de manera que el gobierno evite que amplios sectores vuelvan a caer en la pobreza y pueda enfrentar de la mejor manera este año y medio que le queda. Lo último, que va a ser necesario volver a la crítica teórica, ahora que el andamiaje neoliberal cruje por primera vez en 20 años.

(1) http://politekon-peru.blogspot.mx/2014/11/rescatando-al-sector-privado.html


Escrito por

Mg. Hans Mejía Guerrero

Asesor y consultor en ciencias pedagógicas y políticas educativas .


Publicado en

Armas de la crítica

"Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra"